jueves, 7 de junio de 2012

Las palmeras salvajes, William Faulkner

Respetabilidad. De eso se trata. Supe hace algún tiempo que es el ocio lo que engendra todas nuestras virtudes, nuestras más soportables cualidades –contemplación, serenidad, haraganería, dejar a los demás tranquilos; buena digestión mental y física: la sabiduría para concentrarse en los placeres de la carne –comer, evacuar, fornicar, sentarse al sol-. No hay nada mejor, nada comparable, nada más en este mundo más allá de vivir el corto tiempo que se nos ha acordado, estar vivo y saberlo.

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