martes, 28 de junio de 2016

El Maestro y Margarita, Mijaíl Bulgákov

El sol muy fuerte la obligaba a entornar los ojos; recordaba su sueño, recordaba cómo hacía un año, el mismo día y a la misma hora, estaba sentada con él en aquel banco y cómo ahora, su bolso negro estaba junto a ella en el banco. Esta vez él no estaba a su lado, pero mentalmente Margarita Nikoláyevna hablaba con él: «Si estás deportado, ¿por qué no haces saber de ti? Los otros lo hacen. ¿Es que ya no me quieres? No sé por qué, pero no lo creo. Entonces, o estás deportado o te has muerto. Si es así, te pido que me dejes, que me des libertad para vivir, para respirar este aire». Y ella misma contestaba por él: «Eres libre… ¿Acaso te retengo?». Ella replicaba: «Eso no es una respuesta. Vete de mi memoria, sólo entonces seré libre…».