lunes, 14 de mayo de 2012

Ni de Eva ni de Adán, Amelie Nothomb

Poco a poco, las llamadas de teléfono se espaciaron hasta cesar. Me ahorré este episodio, siniestro entre todos, bárbaro y falaz, llamado ruptura. Salvo en caso de crimen innoble, no entiendo que se rompa. Decirle a alguien que algo se ha terminado es feo y falso. Nunca se termina. Incluso cuando ya no piensas en alguien ¿cómo dudar de su presencia dentro de ti? Un ser que ha contado para ti, siempre cuenta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario